domingo, 18 de octubre de 2009

¿Ahorro energético y subida de precios?


La industria mundial de biodiesel ha sufrido la caída de demanda de biocombustibles que siguen la línea de la caída en los precios de hidrocarburos y de la economía global. “La caída del crudo resultó en la consiguiente caída en derivados petroleros a nivel minorista, y esto ha comenzado a complicar a la industria mundial de biodiesel, ya que éste complementa al gasoil”.



Uno de los aspectos que más trata la ley es el apoyo a los biocombustibles, combustibles obtenidos a partir de cultivos oleaginosos y energéticos-almidonosos como la colza, palma, el maíz, la remolacha o el sorgo y también aceites usados, residuos de la industria gastronómica. Estos compuestos (biodiésel y bioetanol) supusieron el 1,8% de las naftas en 2008 y un 2,1% en el primer mes de 2009. Para este año, el objetivo legal era llegar al 2,5%, algo que previsiblemente se alcanzará gracias al uso de ETBE, un aditivo en nafta que procede de cultivos. Pero dar el salto de esa cifra hasta el 10% que la Unión Europea quiere alcanzar en 2020 será complicado.
Por eso el borrador de la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables establece que las estaciones de servicio más grandes (las que dispensan más de tres millones de litros al año) deberán tener al menos un surtidor de biocombustible.
El uso de mezclas de diésel con biodiésel (o nafta con etanol) no requiere etiquetado si se hace a bajos porcentajes. Pero si se quiere usar un combustible con una alta proporción de bio (hasta un 85%) hacen falta un etiquetado y un surtidor específico, ya que no todos los coches están preparados.
En 2014, el Ejecutivo estudia extender esta obligación a las estaciones de servicio que venden más de un millón de litros y en 2018 a todas.
Actualmente en España sólo hay 14 estaciones de servicio que ofrecen la posibilidad de cargar bioetanol y 488 que permiten porveerse de biodiésel, según la revista Energías renovables.
Aunque estos combustibles están exentos del impuesto de hidrocarburos, las plantas de biocombustibles funcionan a media máquina porque el consumo no termina de despegar y por la importación de biocombustibles desde Estados Unidos, donde están fuertemente subvencionados.
El texto que maneja el Ejecutivo plantea la posibilidad de que el Gobierno incentive fiscalmente a los vehículos que consumen más de un 20% de biocombustible.
España mantiene su apoyo decidido a los biocombustibles, pero para evitar las críticas de que no ahorran tanto CO2 como dicen sus impulsores o que deforestan selvas vírgenes, la norma establecerá cautelas sobre su uso. Sólo serán considerados biocombustibles los que ahorren al menos el 35% del CO2 -lo que puede limitar la importación- y "no se producirán a partir de materias primas en áreas con alto valor de biodiversidad". Si el biodiésel se produce cerca del lugar de consumo el beneficio está claro, en cambio, si se realiza a partir de aceite obtenido de palma plantada en Indonesia tras deforestar la selva virgen, no. El Ministerio de Industria también frenará el uso de biocombustibles si se han obtenido tras talar humedales o bosques.
Los biocombustibles han superado el estigma de ser la causa de la explosión de precios de los alimentos el año pasado, ya que la producción sigue creciendo y los precios han bajado. En cambio el costo de los alimentos sí ha estado ligado al aumento del precio del petróleo.
Aunque el apoyo a estos combustibles está claro, la norma potencia la investigación a partir de los llamados biocombustibles de segunda generación, que no tienen estos problemas.
¿Merece la pena el ahorro energético del biodiesel a cambio de encarecer los precios de alimentos?......................

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